ENTREVISTA A SANTA LUISA DE MARILLAC, VICENTE DE PAÚL Y MARGARITA NASSEAU
Periodista 1: Buenos días. Estamos reunidos …….. , para entrevistar a unas personas muy queridas y de las que tantas veces hemos oído hablar de ellas a nuestros profesores.
Periodista 2: Hoy podemos escuchar de su propia
boca cómo ha sido su vida y conocerles un poco mejor.
Periodista 1: Buenos días, ¿puede decirnos su
nombre y contarnos algo de su infancia?
Luisa: Me llamo Luisa de Marillac. Nací el 12 de
agosto de 1591 en Francia. No conocí a mi madre y pasé casi toda mi infancia en
un convento. Allí aprendí muchas cosas, hasta latín, que era muy difícil para
una mujer.
Periodista 2. Y Ud., ¿Puede, como Luisa,
hablarnos de su infancia?
Vicente: Me llamo Vicente de Paúl y nací el 24
de abril de 1.581 en Pouy, ( Francia). Mis padres eran campesinos. Viví en un
ambiente rural, donde los valores de la honestidad, justicia, fidelidad a la
familia y la fe eran muy importantes. Trabajé en el campo y fui a la escuela
del pueblo.
Periodista 1: Luisa ¿qué nos puede decir de su
juventud?
Luisa: Pues mi vida cambió a los 12 años cuando
murió mi padre. Fui a París y estuve en una pensión. Allí aprendí a coser,
cocinar, hacer las cosas de casa. Esto me sería muy útil, más adelante. Con 20
años quise entrar en el convento de las capuchinas, pero no me admitieron por
mi debilidad física. Más tarde me casé con Antonio le Gras y tuve un hijo,
Miguel. Pronto sufrí la muerte de mi esposo.
Periodista 2: Vicente, ¿Cómo fue su juventud?
Vicente: Al ver mis padres que valía para los
estudios, me enviaron con los Padres Franciscanos a Dax. Mi padre tuvo que
vender una pareja de bueyes para pagar mis estudios. Cuando murió mi padre,
decidí montar una pensión para hijos de gentilhombres y
así poder seguir estudiando. Más tarde fui ordenado sacerdote. Viajé por
Francia, fui a Roma. En este momento sólo me gustaba vivir bien y que viviera
bien mi familia. Un día me acusaron injustamente de un robo. Ésta fue mi
primera experiencia con la injusticia .Más tarde se demostró que yo era
inocente.
Periodista 1: Esta experiencia, ¿cambió su
vida?
Vicente: Mi vida está llena de experiencias.
Cuando confieso a un pobre moribundo, me doy cuenta de que la gente necesita
distintos tipos de ayuda, y empiezo con mis sermones misioneros para esta gente
humilde.
Periodista 2: ¿Alguna otra experiencia
fundamental en su vida?
Otra experiencia fue un domingo antes de misa, me
informaron que una familia se estaba muriendo de hambre. Mi sermón se basó en
la ayuda al necesitado. Todo el pueblo respondió positivamente. Me di cuenta
que esto era otro tipo de ayuda que necesitaban los pobres. Fundé “Las
Cofradías de la Caridad”.
Periodista 1: Luisa, ¿cuándo conoces a Vicente
y cómo influyó en tu vida?
Luisa: Al quedarme viuda y tener varios directores
espirituales, entré en contacto con Vicente, quien me va haciendo descubrir, la
capacidad de olvidarme de mí, para entregarme a Dios a través de los
pobres. A mis 38 años Vicente me envió a socorrer a los pobres,
visitando, organizando y animando las Cofradías de la Caridad.
Periodista 2: Luisa, yo sé que has hecho más
cosas. ¿Nos puedes hacer una pequeña síntesis de ellas?
Luisa: Después, reuní en mi casa a un grupo de
muchachas sencillas que deseaban entregar su vida a los pobres, con las que formé
la Compañía de la Hijas de la Caridad. A partir de aquí me dediqué a formar y
animar a nuestras hermanas a las que intenté transmitir mi pasión por los
pobres y a las que enseñé a vivir en total entrega a Dios, en el servicio de
los pobres, viviendo en humildad, sencillez en una comunidad de vida
evangélica.
Periodista 1: Y… Qué nos puede decir de usted,
joven? (dirigiéndose a Margarita Nasseau)
Margarita: Soy Margarita Nasseau,
la primera Hija de la Caridad, una pobre vaquera sin preparación, pero con gran
sensibilidad hacia los pobres y una creatividad sin límites. Aprendí a leer y
escribir por mí misma, preguntando a los que pasaban por el camino mientras
cuidaba los animales. Luego aprovechaba para enseñar a otras jóvenes mientras
iba de un lugar a otro con las vacas.
Periodista 2: Margarita, ¿cuándo conoces a
Vicente y a Luisa?
Conocí a Vicente de Paúl en una misión en 1630
y le expresé mis inquietudes, ofreciéndome para el servicio de los pobres.
Comencé a trabajar con él en París, colaborando con Luisa de Marillac. Ambos
valoraron mi fe y mi entrega a los necesitados, por lo que me tomaron como
modelo de su nuevo proyecto: la Compañía de las Hijas de la Caridad.
Periodista 1: Luisa, ¿Qué tareas realizan?
Luisa: Hemos llevado a cabo una serie de obras:
cuidamos la asistencia a pobres enfermos, atendemos a los niños y ancianos
abandonados, servimos a los privados de razón, socorremos a los condenados a
galeras...
Periodista 2:
Margarita, ¿cuál cree que ha sido su influencia en el mundo actual?
Mi vida marcó el camino a quienes hoy están
dedicados a dar la vida por toda clase de necesitados, también por los
infectados de hoy: drogadictos, enfermos del sida, etc.
Periodista 1: Y usted, Luisa, ¿cuál cree que ha
sido su legado?
Luisa: He escrito mi testamento y en él invito a
las Hijas de la Caridad a servir a Dios y a que tengan gran cuidado del
servicio de los pobres. Y eso es lo mismo que os pido a vosotros, jóvenes de
hoy. Ayudad siempre a quienes os necesitan, mirad a vuestro alrededor y ved a quien
sufre a vuestro lado. En esas personas está Jesús.
Periodista 2: No todos los días tenemos la
oportunidad de hablar con personas tan llenas de humanidad, sacrificio y
entrega a los demás.
Periodista 1: Os damos las gracias por vuestra
presencia e intentaremos seguir vuestras enseñanzas y hacer que en nuestras
vidas estén presentes las personas necesitadas.