miércoles, 19 de febrero de 2014

Entrevista Luisa, Vicente y Margarita

ENTREVISTA A SANTA LUISA DE MARILLAC, VICENTE DE PAÚL Y MARGARITA NASSEAU


Periodista 1: Buenos días. Estamos reunidos …….. , para entrevistar a unas personas muy queridas y de las que tantas veces hemos oído hablar de ellas a nuestros profesores.
Periodista 2: Hoy podemos escuchar de su propia boca cómo ha sido su vida y conocerles un poco mejor.
Periodista 1: Buenos días, ¿puede decirnos su nombre y contarnos algo de su infancia?
Luisa: Me llamo Luisa de Marillac. Nací el 12 de agosto de 1591 en Francia. No conocí a mi madre y pasé casi toda mi infancia en un convento. Allí aprendí muchas cosas, hasta latín, que era muy difícil para una mujer.
Periodista 2. Y Ud., ¿Puede, como Luisa, hablarnos de su infancia?
Vicente: Me llamo Vicente de Paúl y nací el 24 de abril de 1.581 en Pouy, ( Francia). Mis padres eran campesinos. Viví en un ambiente rural, donde los valores de la honestidad, justicia, fidelidad a la familia y la fe eran muy importantes. Trabajé en el campo y fui a la escuela del pueblo.
Periodista 1: Luisa ¿qué nos puede decir de su juventud?
Luisa: Pues mi vida cambió a los 12 años cuando murió mi padre. Fui a París y estuve en una pensión. Allí aprendí a coser, cocinar, hacer las cosas de casa. Esto me sería muy útil, más adelante. Con 20 años quise entrar en el convento de las capuchinas, pero no me admitieron por mi debilidad física. Más tarde me casé con Antonio le Gras y tuve un hijo, Miguel. Pronto sufrí la muerte de mi esposo.
Periodista 2: Vicente, ¿Cómo fue su juventud?
Vicente: Al ver mis padres que valía para los estudios, me enviaron con los Padres Franciscanos a Dax. Mi padre tuvo que vender una pareja de bueyes para pagar mis estudios. Cuando murió mi padre, decidí montar una pensión para hijos de gentilhombres y así poder seguir estudiando. Más tarde fui ordenado sacerdote. Viajé por Francia, fui a Roma. En este momento sólo me gustaba vivir bien y que viviera bien mi familia. Un día me acusaron injustamente de un robo. Ésta fue mi primera experiencia con la injusticia .Más tarde se demostró que yo era inocente.
Periodista 1: Esta experiencia, ¿cambió su vida?
Vicente: Mi vida está llena de experiencias. Cuando confieso a un pobre moribundo, me doy cuenta de que la gente necesita distintos tipos de ayuda, y empiezo con mis sermones misioneros para esta gente humilde.
Periodista 2: ¿Alguna otra experiencia fundamental en su vida?
Otra experiencia fue un domingo antes de misa, me informaron que una familia se estaba muriendo de hambre. Mi sermón se basó en la ayuda al necesitado. Todo el pueblo respondió positivamente. Me di cuenta que esto era otro tipo de ayuda que necesitaban los pobres. Fundé “Las Cofradías de la Caridad”.
Periodista 1: Luisa, ¿cuándo conoces a Vicente y cómo influyó en tu vida?

Luisa: Al quedarme viuda y tener varios directores espirituales, entré en contacto con Vicente, quien me va haciendo descubrir, la capacidad de olvidarme de mí, para entregarme a Dios a través de los pobres.  A mis 38 años Vicente me envió a socorrer a los pobres, visitando, organizando y animando las Cofradías de la Caridad.
Periodista 2: Luisa, yo sé que has hecho más cosas. ¿Nos puedes hacer una pequeña síntesis de ellas?
Luisa: Después, reuní en mi casa a un grupo de muchachas sencillas que deseaban entregar su vida a los pobres, con las que formé la Compañía de la Hijas de la Caridad. A partir de aquí me dediqué a formar y animar a nuestras hermanas a las que intenté transmitir mi pasión por los pobres y a las que enseñé a vivir en total entrega a Dios, en el servicio de los pobres, viviendo en humildad, sencillez en una comunidad de vida evangélica.
Periodista 1: Y… Qué nos puede decir de usted, joven? (dirigiéndose a Margarita Nasseau)

Margarita: Soy Margarita Nasseau, la primera Hija de la Caridad, una pobre vaquera sin preparación, pero con gran sensibilidad hacia los pobres y una creatividad sin límites. Aprendí a leer y escribir por mí misma, preguntando a los que pasaban por el camino mientras cuidaba los animales. Luego aprovechaba para enseñar a otras jóvenes mientras iba de un lugar a otro con las vacas.
Periodista 2: Margarita, ¿cuándo conoces a Vicente y a Luisa?


Conocí a Vicente de Paúl en una misión en 1630 y le expresé mis inquietudes, ofreciéndome para el servicio de los pobres. Comencé a trabajar con él en París, colaborando con Luisa de Marillac. Ambos valoraron mi fe y mi entrega a los necesitados, por lo que me tomaron como modelo de su nuevo proyecto: la Compañía de las Hijas de la Caridad.
Periodista 1: Luisa, ¿Qué tareas realizan?
Luisa: Hemos llevado a cabo una serie de obras: cuidamos la asistencia a pobres enfermos, atendemos a los niños y ancianos abandonados, servimos a los privados de razón, socorremos a los condenados a galeras...

Periodista 2:  Margarita, ¿cuál cree que ha sido su influencia en el mundo actual?

Mi vida marcó el camino a quienes hoy están dedicados a dar la vida por toda clase de necesitados, también por los infectados de hoy: drogadictos, enfermos del sida, etc.
Periodista 1: Y usted, Luisa, ¿cuál cree que ha sido su legado?

Luisa: He escrito mi testamento y en él invito a las Hijas de la Caridad a servir a Dios y a que tengan gran cuidado del servicio de los pobres. Y eso es lo mismo que os pido a vosotros, jóvenes de hoy. Ayudad siempre a quienes os necesitan, mirad a vuestro alrededor y ved a quien sufre a vuestro lado. En esas personas está Jesús.
Periodista 2: No todos los días tenemos la oportunidad de hablar con personas tan llenas de humanidad, sacrificio y entrega a los demás.
Periodista 1: Os damos las gracias por vuestra presencia e intentaremos seguir vuestras enseñanzas y hacer que en nuestras vidas estén presentes las personas necesitadas.